NUEVA YORK (AP) — Los motoristas desesperaban formados en largas filas en las gasolineras de toda el área metropolitana de Nueva York y se gritaban unos a otros el viernes mientras el desabasto de combustible entorpecía los esfuerzos de la región para recuperarse a cuatro días del impactó de la supertormenta Sandy.
Las autoridades informaron que la cifra de muertos alcanzó los 90 en 10 estados, incluyendo dos niños que fueron arrancados de los brazos de su madre por una corriente de agua en Staten Island durante la tormenta. Sus cuerpos fueron encontrados el jueves en un área pantanosa.
En una gasolinera en Hess, en Brooklyn, la fila se extendía hasta 10 cuadras a través de estrechas y transitadas calles. Eso causó confusión entre otros conductores, algunos de los cuales terminaron involuntariamente metidos en la fila. Algunas personas salieron de sus vehículos para gritarles.
Además, al menos 60 personas estaban formadas a fin de llenar recipientes de gasolina para sus motores.
Vince Levine se formó con su camioneta a las 5 de la mañana. Tres horas después, todavía tenía unos 20 vehículos enfrente. "Tenía medio tanque cuando llegué. Ahora me queda un cuarto", dijo.
"Ha habido algunos gritos y vi a un hombre golpeando el capó de un vehículo. Pero la mayor parte ha estado bien", indicó.
Harum Prince se unió a la larga fila en Manhattan. La línea alcanzaba 17 calles sobre la Avenida 10, y casi la mitad de los vehículos eran taxis, un crucial medio para moverse por una ciudad que todavía tiene paralizado su sistema de transporte público.
"No culpo a nadie. Dios sabe por qué trajo esta tormenta", dijo el taxista.
En Queens el jueves un hombre fue acusado de apuntarle con un arma a otro conductor que lo acusó de meterse en la fila.
El daño ocasionado por la tormenta ha interrumpido la entrega de combustible a las gasolineras. Además los apagones han dejado a muchas estaciones incapaces de bombear la gasolina.
Más de 3,8 millones de viviendas y negocios en el este siguen sin electricidad, ya menos que los 8,5 millones que llegaron a quedarse sin luz.
El jueves la policía recuperó los cuerpos de dos hermanos de 2 y 4 años que fueron arrastrados por las aguas cuando su madre Glenda Moore bajó de su camioneta al quedarse atrapada en una inundación causada por Sandy el lunes por la tarde.
"Terrible, absolutamente terrible", dijo el comisionado de la policía Raymond Kelly al anunciar el hallazgo de los cadáveres de Brandon y Connor en el tercer día de búsqueda.
El descubrimiento fue otro golpe devastador para Staten Island, un vecindario que fue duramente golpeado y donde los residentes se sienten en su mayoría olvidados.
"Tenemos a cientos de personas en refugios", dijo James Molinaro, el presidente municipal. "Muchos de ellos, cuando cierren los refugios, no tendrán a dónde ir porque sus hogares están destruidos".
Residentes y funcionarios públicos se quejaron de que la ayuda se ha demorado demasiado en llegar a Staten Island, donde murieron 19 personas, casi la mitad de la cifra de muertos en toda la ciudad de Nueva York.
La basura se está acumulando, el hedor flota en el aire y en las calles hay una hilera interminable de colchones y sillones abandonados, henchidos por la humedad. Los residentes buscaban entre los escombros en sus casas en busca de todo lo que pudieran salvar.
Molinaro se quejó de que la Cruz Roja Estadounidense "no se ve por ningún lado" y algunos residentes deploraron lo que calificaron falta de respuesta de las agencias de emergencia del gobierno.
Se está creando un fondo para los sobrevivientes de la tormenta en Staten Island, informaron el viernes Molinaro y el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani. Y tanto la secretaria de Seguridad nacional Janet Napolitano, como y el viceadministrador de la Agencia Federal de Emergencias (FEMA), Richard Serino, se proponían inspeccionar la isla.
Cuatro días después que Sandy azotó la costa este con vientos huracanados y furiosas marejadas, la frustración crecía en la ciudad de Nueva York y más allá mientras millones de personas seguían sin electricidad.
Había algunos indicios alentadores de que la vida empezaría a retomar visos de normalidad. Pero la perspectiva de mejores días no bastó para aliviar a los residentes que pasaron otro día y otra noche a oscuras mientras bajaba la temperatura.
"Es demasiado. Estás en tu casa y te congelas", se quejó Geraldine Giordano, de 82 años, residente en el West Village. Cerca de su casa, los empleados municipales instalaron una fuente donde los vecinos puedan recoger agua potable.
"Todos estamos cansados", terció Rosemarie Zurlo, maquilladora que trabajó en películas de Woody Allen. Dijo que planeaba abandonar temporalmente su departamento sin calefacción para quedarse con su hermana en Brooklyn. "Me voy porque me estoy congelando", explicó.